| Clasificación Razonada |
Esta figura en madera policromada responde a la tipología escultórica del Cristo yacente, asociada al ciclo de la Pasión, en concreto a la Deposición y al Santo Entierro. Pudo formar parte de un conjunto que representase alguno de estos episodios. Aparece estático, con un brazo sobre el otro y las piernas separadas. En la zona superior la boca entreabierta añade expresividad. Manifiesta un tratamiento sintético de la anatomía, apenas labrada, cuya representación se favorece frente a la del perizonium, acortado a modo de ceñidor. Según recoge la documentación de la pieza, contenía una corona de espinas con puntas de hierro. Se observa abundante policromía, producto de al menos un repinte posterior. La insistencia en la sangre, que demuestra una intención verista, añade dramatismo. Estos rasgos permiten fechar la obra a finales del siglo XV y adscribirla al Gótico tardío. Mantiene, sin embargo, algunos rasgos románicos como la simetría y rigidez de las formas.
Se aprecian similitudes con un yacente conservado en la colección Villain (Jacqueline Boccador, Edouard Bresset, Statuaire médiévale de collection, Milán, 1972, II, p. 164, fig. 172) que podrían apuntar a una misma procedencia. En todos los casos, estas imágenes devocionales de carácter verista se empleaban como instrumento de evangelización.
La obra se inscribe en una época caracterizada por el surgimiento de cofradías interesadas en rememorar el ciclo de la Pasión a partir de imágenes basadas en reliquias y textos doctrinales. En concreto, el rostro de Jesús impreso en la Sábana Santa, hoy conservada en Turín, y el programa iconográfico desarrollado en torno a la misma fueron la inspiración que a su vez condicionó la tipología del Cristo yacente. Todo ello se integra en la iconografía del Christus Patiens.
La tipología del yacente continuaría su desarrollo durante siglo XVI (Santo Entierro en Zamora, Zamora, Centro Cultural Caja España, 1994, p. 24). Se consolidaría en la centuria siguiente con obras de Gregorio Fernández (1576-1636), con piezas como la depositada en la institución por el Museo Nacional del Prado, en 1933 (DE0036).
La escultura aquí analizada ingresó en la colección estable del centro en 1970, a raíz de su adquisición a un particular. Después de exhibirse en las salas de la Iglesia de la Pasión de Valladolid se instaló durante un tiempo en la capilla del Museo.
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| Bibliografía |
BOLAÑOS ATIENZA, María. Almacén. El lugar de los invisibles. Madrid (m): 2019.
Exposición de las últimas obras adquiridas por la Dirección General de Bellas Artes. Valladolid (m): 1971. s/n, nº 9.
GARCÍA DE WATTENBERG, Eloísa. Crónica del Museo Nacional de Escultura. Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Valladolid (m): 1971, T. 37p. 536, nº 9.
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